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Los especialistas que vigilan el volcán Tungurahua, en el centro andino de Ecuador, que desde el martes pasado mantiene una fuerte actividad eruptiva, están sorprendidos por su inestabilidad y rápidos cambios en la última semana, que les dificultan hacer previsiones a corto plazo. Según dijo a Efe Patricio Ramón, Vulcanólogo del Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional, "hemos visto hacer al volcán cosas que anteriormente no le habíamos visto hacer durante todo este periodo eruptivo", que comenzó en 1999. "La actividad se incrementaba para luego disminuir y mantenerse sostenida por períodos de horas o minutos de manera cíclica o pulsátil", explicó Ramón, responsable de la guardia en el observatorio que el IG tiene en Guadalupe, a 12 kilómetros en línea recta del cráter del volcán. La actividad del Tungurahua, en cuyas faldas viven unas 22.000 personas y 2.000 de ellas en áreas de alto riesgo, aumentó paulatinamente en noviembre y diciembre pasados, "tanto en los parámetros sísmicos como en niveles de gases, dándonos a entender que la actividad del volcán en este periodo eruptivo continuaba", agregó Ramón. "El martes de la semana pasada, súbitamente, se incrementó la actividad con explosiones de gran intensidad y bramidos que ocasionaban el vibrar del suelo en las cercanías del volcán", lo que llevó a dar la alerta roja en la zona y evacuar a más de 1.500 personas, sin que se produjeran víctimas. El viernes pasado, la actividad explosiva del volcán, que había sido muy fuerte, decreció y "dio paso a una importante actividad con grandes emisiones de ceniza, que ha producido caídas muy intensas de ceniza en los lados occidental y noroccidental del volcán y que están afectando a la población", agregó Ramón. "Esto nos muestra que el volcán se ha manifestado de manera muy inestable, con cambios en el estilo eruptivo muy rápidos, a una velocidad de cambio que es sorprendente", dijo Ramón, quien advirtió que esta circunstancia "no permite hacer mejores previsiones sobre el futuro de esta actividad eruptiva a corto plazo". Por los datos de los satélites, las emisiones de ceniza llegaron "a alcanzar una altura de hasta 10 kilómetros sobre el nivel del mar", indicó el vulcanólogo, quien recordó que "también descendieron flujos piroclásticos (material ígneo), el fenómeno más peligroso que ocurre en este volcán" Sin embargo, los flujos de material en ignición han sido en esta ocasión "de intensidad limitada", y se dio la alarma con antelación, lo que permitió las evacuaciones y evitar víctimas, apostilló Ramón. Ayer, según el último boletín especial del IG, la actividad volvió "a experimentar un marcado incremento", pero limitado a la "emisión permanente y abundante de ceniza, lo cual es característico de un conducto volcánico abierto y una capacidad de los gases de pulverizar el magma e impulsarlo a varios kilómetros de altura". La ceniza, que alcanzó los cinco kilómetros sobre el cráter del Tungurahua, fue arrastrada por el viento sobre todo hacia el suroeste, alcanzó especialmente la provincia de Chimborazo y su capital, Riobamba, donde se han suspendido las clases hoy por la caída del polvo volcánico. Para el IG, aunque "sigue siendo posible" que se produzcan "nuevas erupciones explosivas grandes", con esta nueva actividad la "expectativa de que se produzcan en el corto plazo ha disminuido". El Tungurahua, de 5.029 metros de altitud, inició su actual fase eruptiva hace casi nueve años, en los que ha alternado periodos de fuerte actividad con otro de calma y en los que ha tenido dos fuertes erupciones explosivas, el 14 de julio y el 15 de agosto de 2006, en la última de las cuales murieron seis personas. EFELunes, 11 Febrero, 2008
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